El Haiku, poesía corta tradicional japonesa

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Hola a todos,

Hoy voy a hablar de poesía, pero no de la poesía que todos podemos tener en mente, como la poesía de Rafael Alberti,  Federico García Lorca,  Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado u otros tantos grandísimos poetas de la literatura española. Quien más y quien menos tiene bastante claro cómo es esta poesía.

Lo que quiero es dar a conocer un tipo de poesía bastante desconocida en términos generales y que nuestros alumnos de primaria y secundaria están empezando a descubrir. Se trata del haiku, un tipo de poesía clásica japonesa que perdura hasta nuestros días y que, en mi opinión, es muy bonita y especial. Os cuento por qué.

El haiku (俳句) es un tipo de poesía japonesa consistente en un poema breve de diecisiete «moras» formado, según la norma, por tres versos de cinco, siete y cinco moras respectivamente. Con todo, no se trata por completo de una métrica fija. Habitualmente se sustituyen las moras por sílabas cuando se compone en otras lenguas. La esencia del haiku es «cortar» (切る [kiru]) mediante la yuxtaposición de dos ideas o imágenes separadas por un kireji (pronunciado en español kireyi) (切れ字), que es el término «cortante» o separador.

La poética del haiku generalmente se basa en el asombro y la emoción (哀れ [aware]) que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza. Siguiendo el régimen tradicional japonés, la composición suele contener alguna referencia directa o indirecta a la estación del año, mediante el uso de un kigo (季語) o palabra que evoca las estaciones. Los saijiki (歳時記) son listas extensas de palabras kigo en japonés, que el poeta puede utilizar.

Os pongo unos haikus famosos. Espero que os gusten.

 

 Matsuo Bashô.   Monje budista del siglo XVII.

Nadie que vaya

por este camino.

Crepúsculo de otoño.

 

Ueshima Onitsura.  Monje budista del siglo XVII.

«Ven, ven», le dije,

pero la luciérnaga

se fue volando.

 

Yosa Buson. Pintor y poeta Haiku. Siglo XVIII. 

Noche corta de verano:

entre los juncos, fluyendo,

la espuma de los cangrejos.

 

Kobayashi Issa. Monje budista de siglos XVIII y XIX.

Abriendo los picos,

los pajaritos esperan a su madre:

la lluvia de otoño.

 

Masaoka Shiki. Poeta Haiku Siglo XIX.

Andando con sus patitas mojadas,

el gorrión

por la terraza de madera.

 

Taneda Santôka. Poeta Haiku Siglo XX.

Con viento de otoño

recojo una piedra.

 

Masaoka Shiki. Poeta Haiku Siglo XIX.

Primavera en el hogar.

No hay nada

y sin embargo hay de todo

 

Chiyo-Ni. Una de las primeras mujeres poetas haiku Siglo XVIII.

De la bandada de los mil pájaros,

uno va perdiendo fuerzas

y el viento lo recoge.

 

El agua se cristaliza

las luciérnagas se apagan

nada existe.

 

Diciendo «cuco» «cuco»

durante toda la noche

¡al fin la aurora!

 

Nakamura Teijo. Poeta tradicionalista. Siglo XX.

La flor de loto

Sus hojas y las marchitas

Flotando en el agua.

 

Hoshino Tatsuko. S. XX. Fundó una revista haiku exclusiva para mujeres.

Blancos los rostros

Que observan

El arco iris.

 

Kakimoto Tae. Siglo XX. Hija de sacerdote budista.

Un ruido

Cavan una fosa

Detrás de las camelias.

 

Suzuki Masajo. Poeta. Siglo XX.

Una mujer sola.

Se despierta y mira

la caja de las luciérnagas.

Kamegaya Chie. Siglo XX. Poeta emigrante en Canadá.

Tan vieja estoy…

Ni me inmuté al saber

que tengo cáncer.

 

Nisiguchi Sachiko. Poeta anciana que aún vive.

Entre las hojas de té

puestas a secar,

solo un sendero.

 

Espero que os hayan gustado tanto como a mí. Para dar a conocer estos poemas, tengo previsto hacer alguna sesión con los últimos cursos de primaria para que escriban sus propios haikus.  En unas semanas veremos los resultados.

Saludos y nos vemos en la biblioteca.

さようなら! – Sayounara! Alberto.

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