Hola a todos.
Voy a hablaros de la primera de las novelas de una fantástica trilogía de novela histórica que leí el verano pasado. Se trata de Africanus el hijo del cónsul, del escritor valenciano Santiago Posteguillo y que seguro que habéis visto más de uno en las librerías.
Enmarcada en la época de expansión romana y de la mano de Escipión, uno de los mejores generales de la historia de Roma, Posteguillo narra de manera magistral la vida de los ciudadanos romanos, el día a día de sus ejércitos y las crueles campañas militares de la antigüedad. Os dejo una pequeña sinopsis del libro:
A finales del siglo III a. C., Roma se encontraba al borde de la destrucción total, a punto de ser aniquilada por los ejércitos cartagineses al mando de uno de los mejores estrategas militares de todos los tiempos: Aníbal. Su alianza con Filipo V de Macedonia, que pretendía la aniquilación de Roma como Estado y el reparto del mundo conocido entre las potencias de Cartago y Macedonia, constituía una fuerza imparable que, de haber conseguido sus objetivos, habría determinado para siempre el devenir de Occidente. Pero el azar y la fortuna intervinieron para que las cosas fueran de otro modo. Pocos años antes del estallido del más cruento conflicto bélico que se hubiera vivido en Roma, nació un niño que estaba destinado a cambiar el curso de la historia: Publio Cornelio Escipión.
Creo que no hace falta mencionar que me encantó la novela y que, nada más terminarla, comencé la siguiente Las legiones malditas, y tras esta, la tercera y última, La traición de Roma.
A parte de esta trilogía en la época del Senado Romano, Posteguillo ha escrito otra, recientemente terminada, en la época del Emperador Trajano, que tengo previsto empezar a leer este verano. Pero esa es otra historia que os contaré más adelante.
Alumnos de bachillerato y madres y padres del colegio Vegasur, queda hecha la recomendación de estas novelas. En unos días escribiré la referencia de la segunda novela de esta saga, la anteriormente mencionada Las legiones malditas.
Saludos a todos y feliz lectura. Alberto.