El aula de estudios teatrales y medios audiovisuales que se imparte en la APP, lleva unos años formando parte de la propuesta didáctica del Vegasur, por fin este año el COVID nos ha dado un respiro y volvemos con más fuerza que nunca.

Primero nos presentaremos: somos un grupo teatral donde no solo somos actores sino que realizamos todos los roles de la práctica teatral y audiovisual: ayte. de dirección, regiduría, utillera, técnicos de música y luces; etc.

Nuestro nombre “Teatronopio” viene de la fusión del teatro con los Cronopios, unos seres que según Julio Cortázar, nos dividimos en la sociedad junto a las Famas y a las Esperanzas.

Las Famas son rígidas organizadas y sentenciosas, las Esperanzas son simples, aburridas e ignorantes y los Cronopios son idealistas, sensibles, ingenuos, desordenados y poco convencionales, esta última nos define como grupo y actitud de teatro.

Por eso os mostramos nuestro primer proyecto del año, un vídeo declamando a José Agustín Goytisolo “La buena escuela”, elegimos este por varios motivos:

Nos define como Cronopios en el mensaje entre la realidad y la utopía que muestra el poema y la idea con la que estamos de acuerdo que la escuela sea multidisciplinar, abierta al conocimiento. Esta idea ya se les ocurrió a los griegos que compartían el estudio de astronomía o matemáticas, como la gramática y la oratoria sin descuidar la educación física. De carácter humanista donde lo que importa es el aprendizaje y el alumno forma parte de ese proceso de una forma activa e integrada con más disciplinas.

La palabra escuela viene del latín schola, lección, escuela y éste del griego σχολή (scholé) ocio, tiempo libre; estudio, escuela. Se aprecia en el latín como schola, sobre el griego en scholḗ, para entender la idea de ocio, recreación o tiempo libre porque desde sus orígenes, para los griegos el aprendizaje estaba relacionado con la idea de entretenimiento e interés individual, distanciándose de las obligaciones y del trabajo. Hoy, social y culturalmente, si bien asistir a la escuela es un derecho y una obligación, se comete el error de entenderla como una tarea, incomodidad e imposición en lugar de una oportunidad para enriquecer el saber. La dinámica del mundo no permite contrastar las diferencias de la antigüedad con respecto a las actuales, y por ende se pierde la posibilidad de percibir y valorar los cambios de la apertura del conocimiento, entre otros aspectos esenciales que afectan de forma directa la calidad de vida, y remarcando que aún existe mucho por mejorar.

Para los griegos del periodo clásico la jornada diaria se dividía en tres apartados: un tiempo dedicado al trabajo (ascholía), un tiempo para el descanso (anápausis) y, por último, el momento del día dedicado al ocio (scholé). Por entonces, los momentos de ocio solo estaban al alcance de aquellos que no tenían una actividad laboral y, en consecuencia, solamente los ciudadanos adinerados podían disfrutar del tiempo libre.

La escuela de Atenas, fresco de Rafael (1509-1510), uno de los conjuntos más grandiosos de la pintura renacentista, recoge las figuras de los filósofos y sabios de la Grecia clásica, además de otras personalidades no coetáneas como Averroes. En el centro de la composición se encuentra Platón, fundador de la Academia. En el primer plano, a la izquierda: Gramática, Aritmética y Música, a la derecha: Geometría y Astronomía y en lo alto de la escalinata Retórica y Dialéctica.

Así os presentamos cómo sería la buena escuela que compartimos con el mundo griego y contemporáneos como José Agustín Goytisolo para que la realidad no sea una utopía.

Esperamos que os guste el vídeo.