Escritura creativa de primaria. La expedición a la Antártida.

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Hola a todos. Quiero inaugurar el blog de este año con varios trabajos brillantes de alumnos de sexto en una actividad de escritura creativa.

Intento ir cambiando de temática cada vez. En cuanto a prosa, hemos desarrollado estas actividades con trabajos de temática policiaca, espionaje, ciencia ficción, humor, deporte, terror y aventuras.
Tambien hay que mencionar que a la llegada de la primavera lo hacemos con los haikus, que son poesías japonesas de solo tres versos relacionados con la naturaleza.

Hace unas semanas hicimos una expresión escrita llamada ”La expedición a la Antartida” con temática de aventuras.

Quiero colgar aquí seis trabajos de chicos y chicas de sexto que lo han hecho muy bien.

Espero que os gusten tanto como a mi.

Primer relato, escrito por un alumno de 6ºA.

-¿Habéis revisado ya todo el equipo, chicos? – Dijo Roberto, el jefe de la expedición.
Todos contestaron que sí, menos Eduardo que era el más despistado y que estaba algo alejado revisando las correas de su trineo y los arneses de los perros Husky.
Media hora después, a las siete de la mañana se pusieron en camino los cinco expedicionarios cada uno en su trineo tirado por cuatro perros.
Los dos primeros días los pasaron sin ninguna dificultad, el cielo estaba claro, no hacia viento y lucía un tenue sol, lo que hacía más fácil la ruta.
Al empezar a preparar el desayuno, Emilio vio que la tienda de campaña de Eduardo estaba abierta y había entrado bastante nieve.
-Eduardo, se te ha metido nieve en la tienda y ni te has enterado. ¡Serás despistado! – Dijo su compañero Emilio mientras se dirigía a la tienda de Eduardo.
Su cara cambió de expresión cuando vio que Eduardo no estaba en su tienda.
Todo el mundo se alertó al darse cuenta de aquel suceso y buscaron en la tienda pero solo encontraron su móvil lleno de una sustancia roja misteriosa.
Decidieron seguir esa pista que estaba en la tienda, pero de repente una tormenta de nieve masiva les tragó por completo al segundo. Pero esa nieve no parecía normal, tenía un olor extraño y la textura era también muy rara como si fuera nieve artificial.
Los cuatro se refugiaron juntos en la tienda de Eduardo, pasados unos minutos la tormenta cesó y salieron a investigar la desaparición de Eduardo, pero sus perros huyeron así que tendrían que andar por la fría Antártida. Caminaron en el sentido contrario al de la tormenta cuando Sara encontró un pequeño generador de nieve el cual tenía una huella dactilar que decidieron escanear. Cuando se terminó de escanear, las huellas que había allí pertenecían a una persona llamada Rick Houston el cual es conocido por ser el auténtico creador de la nieve artificial que actualmente está muerto. Rick murió por asesinato y sus últimas palabras fueron: Me vengaré R…
Por lo que Rick no pudo haber puesto ahí el generador.
-Entonces, quien lo puso seguramente uso guantes o alguna cosa para taparse las huellas dactilares- Afirmó Emma mientras preparaba algo de comer.
Después de comer, siguieron con la búsqueda de Eduardo.
Roberto encontró una cueva que decidieron investigar, mientras exploraban la cueva escucharon un rugido extraño y avistaron unos ojos rojos en la oscuridad. Roberto, Emilio, Sara y Emma empezaron a correr para salir de la cueva lo antes posible.
Cuando salieron continuaron con la búsqueda de Eduardo cuando de repente uno de los walkie talkies empezó a emitir un sonido raro que se fue disipando con el tiempo hasta que se escuchó la voz de Eduardo que decía: ayudadme, me han encerrado en…
Cuando la transmisión se cortó, supieron que Eduardo seguía vivo.
Cuando reanudaron su búsqueda, otra tormenta de nieve más masiva y violenta que la anterior se avecinaba. Cada vez la tormenta estaba más cerca cuando Emma les empujó a todos dentro de otra cueva ligeramente más pequeña que la anterior y bastante más fría.

-¡Me estoy congelando!- Exclamó Roberto.
-Yo también- dijo Sara.
-¡Dejad de quejaros!- Gritó Emilio
Entonces, una voz misteriosa dijo: ¡Chicos! Ayudadme, me han encerrado en el fondo de esta cueva. Los cuatro caminaron hasta encontrar a Eduardo con un brazo cortado y chorreando sangre.
En ese momento Emma saca su botiquín de emergencia y le venda a Eduardo lo poco que le queda de brazo. Después Roberto saca un cuchillo y mata a Eduardo.
Emma se fija en los guantes de Roberto y se lo quita rápidamente y examina las huellas dactilares de la parte exterior del guante, que resultan idénticas a las de Rick Houston.
-Tu mataste a Rick y le robaste sus guantes para poner la máquina de nieve artificial sin que nadie se diera cuenta.- dijo Sara.
-Es cierto, pero que vais ha hacer al respecto.- dijo Roberto que estaba lleno de sangre.
En ese momento Emma sacó su navaja multiusos y antes de que se diera cuenta se la clavó a Roberto, quién murió poco después.
Emma, Emilio y Sara llamaron para que fueran a rescatarles.
Fin


Segundo relato, es rito por una alumna de 6ºC.

-¿Habéis revisado ya todo el equipo, chicos? – Dijo Roberto, el jefe de la expedición.
Todos contestaron que sí, menos Eduardo que era el más despistado y que estaba algo alejado revisando las correas de su trineo y los arneses de los perros Husky.
Media hora después, a las siete de la mañana se pusieron en camino los cincos expedicionarios cada uno en su trineo tirado por cuatro perros.
Los dos primeros días los pasaron sin ninguna dificultad, el cielo estaba claro, no hacia viento y lucía un tenue sol, lo que hacía más fácil la ruta.
Al empezar a preparar el desayuno, Emilio vio que la tienda de campaña de Eduardo estaba abierta y había entrado bastante nieve.
-Eduardo, se te ha metido nieve en la tienda y ni te has enterado. ¡Serás despistado! – Dijo su compañero Emilio mientras se dirigía a la tienda de Eduardo.
Su cara cambió de expresión cuando vio que Eduardo no estaba, enseguida se fue a la tienda de campaña de Roberto pero él ya se había dado cuenta de que Eduardo había desaparecido y Roberto ya había salido a buscarle. Entonces Emilio se apresuró para avisar a los demás.
-¡Chicos! Eduardo a desaparecido y Roberto se fue ha buscarlo y todavía no ha vuelto. – Exclamo Emilio preocupado.
-¡Cómo! Tenemos que encontrarles ya. – Exclamo Adriana muy preocupada.
-La Antártida es muy peligrosa por las tormentas pero hoy se supone q no iba a ver tormenta no hay de que preocuparse. – Dijo Emilia no muy preocupada.
-No nos referimos a eso, Roberto nos dijo que la Antártida no es solo peligrosa por eso, dicen que hay criaturas aterradoras por eso, Roberto no quería alejarse mucho ayer. – Dijo Emilio un poco más tranquilo.
-¿Acaso vosotros os creéis esas historias tontas? – Dijo Emilia entre risas.
-Vale te haremos caso pero si les pasa algo es todo tu culpa. – Dijo Adriana enfadada mientras se iba a desayunar.
Pasaron las horas y Roberto volvió manchado de sangre y sin Eduardo. -¡Que a pasado Roberto! – Exclamo Emilia impresionada.
-No se… estaba buscando a Eduardo y lo vi muy herido en el suelo lo fui a ayudar pero cuando estaba curándole las heridas y una criatura aterradora apareció y yo tuve que salir corriendo – dijo Roberto sin ninguna expresión.
-Mmmm ya bueno iremos a investigar para ver cómo Está Eduardo. – Dijo Emilio sospechando de Roberto.
-Vale, yo me quedaré aquí con Roberto. – Dijo Adriana.
Emilio y Emilia fueron haber donde estaba Eduardo. Caminaban y Caminaban pero nada no le encontraban hasta que…
-¡Emilia! Mira ven, creo que he encontrado algo. – Dijo Emilio.
-¿Que pasa Emilio? – Dijo Emilia.
-Mira es un rastro de sangre – Dijo Emilio Sorprendido
Los dos, tanto Emilia, como Emilio, siguieron el rastro de sangre y por fin encontraron a Eduardo.

Los dos se alegraron pero la alegría se esfumó de sus rostros cuando vieron que Eduardo su amigo estaba tirado en el suelo muerto.
-Esta muerto… – Dijo Emilia con tristeza.
-¡Que! No, no no puede ser. Era mi mejor amigo era un poco despistado pero lo era. – Dijo Emilio con tristeza
-Bueno al menos lo llevaremos al campamento y lo enterraremos allí… – Dijo Emilia -Si, será lo mejor… – Dijo Emilio con tristeza
Los dos se dirigieron con Roberto y Adriana, pero cuando llegaran allí les esperaría una sorpresa grande y sorprendente pero no agradable ni mucho menos bonita.
-Ya estamos aquí Rober- ¿Que le ha pasado ha Adriana? – Dijo Emilio Asustado.
-Tú le mataste verdad, tu mataste a Eduardo y ahora has matado a Adriana… – Dijo Emilio enfadado.
-Si, es cierto yo los maté a los dos. – Dijo Roberto.
-Si el los mato como yo te voy a matar a ti. – Dijo Emilia
Emilio corrió todo lo que pudo, corrió durante días, pero como no tenía ni agua ni comida murió deshidratado. Pero justo antes de morir se dio cuenta de que Roberto se inventó esas historias para no ir muy lejos del campamento y así poder matarnos a todos. También, se dio cuenta de que Eduardo por muy despistado que fuese se había enterado de que Roberto quería matarnos, junto a Emilia su cómplice por eso fue el primero en morir. Triste y débil cerró los ojos… y murió.
FIN.

Tercer relato, de un alumno de 6ºA, que ha dividido el relato en tres capítulos.

Capítulo 1
-¿Habéis revisado ya todo el equipo, chicos? – Dijo Roberto, el jefe de la expedición.
Todos contestaron que sí, menos Eduardo que era el más despistado y que estaba algo alejado revisando las correas de su trineo y los arneses de los perros Huskie.
Media hora después, a las siete de la mañana se pusieron en camino los cincos expedicionarios cada uno en su trineo tirado por cuatro perros. Las dos primeros días las pasaron sin ninguna dificultad, el cielo estaba claro, no hacia viento y lucia un tenue sol, lo que hacía más fácil la ruta. Al empezar a preparar el desayuno, Emilio vio que la tienda de campaña de Eduardo estaba abierta y había entrado bastante nieve.
-Eduardo, se te ha metido nieve en la tienda y ni te has enterado. ¡Serás despistado! – Dijo su compañero Emilio mientras se dirigía a la tienda de Eduardo.
Su cara cambió de expresión cuando vio que Eduardo no estaba…
Vivo. Los Huskie se lo comieron porque a Eduardo no les dio de comer durante 2 días y los aullidos de los alrededores de la montaña hizo que se lo comieran. Los Huskie se giraron a Emilio para apartarlo de su comida, y Emilio salió chillando de la tienda de Eduardo despavorido. Los demás chicos salieron a ver que pasaba, y se encontraron a Emilio con una cara horrorizada. -¿Emilio, Emilio, que sucede? ¿A qué viene esa cara?- Preguntó Roberto-
-¡Los Huskies de Eduardo se han comido vivo a Eduardo!- Contestó Emilio-
Roberto no se lo creía, porque pensó que Emilio se habría despertado con una pesadilla igual que otra… pero cuando llegó a la tienda de Eduardo…
-¡Dios mío!- Mientras Roberto también se horrorizaba, Emilio sacó su navaja e intentó apuñalar a los Huskie, a uno si le consiguió matar, pero el otro escapó malherido.
Capítulo 2
-Tenías razón Emilio… pobre muchacho, nunca espabilaba…-
Lucas y Salemón, que son los otros dos muchachos de la expedición, se levantaron tras la horrible escena, y se acercaron a la tienda de Eduardo y se encontraron con lo sucedido.
-Que es lo que suce… Hay Dios…- Dijo Lucas-
Todos sabían que no había que dejarle dormir solo. Y continuaron la expedición.
Llegaron a una casa con una mini caravana, la que parecía no estar abandonada. Los cuatro muchachos cogieron sus pistolas para osos que llevaban cloroformo para noquear a cualquiera que sea disparado con ella. Entraron y se encontraron don un laboratorio de Metanfetamina y Cocaína. Y en otro cuarto se encontraron con un porrón de Marijuana.
Los chicos tomaron allí un descanso para aliviar el miedo. Pero a la vez estaban nerviosos si se encontraban a la gente que vivía allí. Estuvieron hablando sobre la expedición y que deberían abortarla. Saliendo de la casa, entraron los dueños con dos rifles de caza con ciervos muertos para desayunar. Nuestros protagonistas, se escondieron cada uno a una esquina de la casa, Roberto, el líder, se escondió tras la puerta de la entrada para atacar primero. Salemón, tras un armario. Lucas, debajo de la mesa. Y Emilio, al otro lado de la puerta para atacar junto a su jefe, Roberto.
Los dos desconocidos cocineros de droga, entraron por la puerta y nada más abrirla, vieron a Lucas debajo de la mesa y le apuntaron con el rifle apunto de apretar el gatillo para que nuestros dos héroes, Roberto y Emilio les atacaran a puñetazos y se liara un tiroteo en aquella casita. -¡CORRE EMILIO, HAY QUE ATRINCHERARNOS!- Chilla Roberto
LOS DOS CORREN HACIA DONDE ESTÁ LUCAS PARA TIRAR LA MESA Y HACER UNA TRINCHERA.
Cogen sus armas para atacar y ¡disparan a Roberto!
-Emilio, si no salgo de esta, tú serás el encargado en dirigir el equipo. Serás el capitán- Dice con dolor Roberto-
-Pero señor, YO NO PUEDO ENCARGARME DE LOS MUCHACHOS- añade Emilio-
Roberto coge una escopeta que tenían atrás y se lanza hacia los enemigos y les dispara 3 veces, pero Roberto se llevó 8 disparos al pecho. -NOOOOOOOOOOOOOO- GRITAN TODOS-

Capítulo 3
Los 3 chicos salen de la casita toda agujereada y se encuentran con unos lobos aullando. Como es de esperar, salen los 3 corriendo hacia las tiendas de campaña para recoger todo y llamar a un helicóptero a que les recoja.
-¡Tardaremos toda la noche en llegar, podéis aguantar!- Dicen en la radio-
-Como puede ser!- dicen todos
Aguantaron toda la noche gracias a los rifles de los desconocidos y llegó el helicóptero a por ellos la mañana siguiente.
Ha sido un terror para los muchachos.
Fin.

A continuación vienen tres relatos de chicas de sexto A:

-¿Habéis revisado ya todo el equipo, chicos? – Dijo Roberto, el jefe de la expedición.
Todos contestaron que sí, menos Eduardo que era el más despistado y que estaba algo alejado revisando las correas de su trineo y los arneses de los perros Huskie.
Media hora después, a las siete de la mañana se pusieron en camino los cincos expedicionarios cada uno en su trineo tirado por cuatro perros. Los dos primeros días las pasaron sin ninguna dificultad, el cielo estaba claro, no hacia viento y lucia un tenue sol, lo que hacía más fácil la ruta. Al empezar a preparar el desayuno, Emilio vio que la tienda de campaña de Eduardo estaba abierta y había entrado bastante nieve.
-Eduardo, se te ha metido nieve en la tienda y ni te has enterado. ¡Serás despistado! – Dijo su compañero Emilio mientras se dirigía a la tienda de Eduardo.
Su cara cambió de expresión cuando vio que Eduardo no estaba….
Emilio fue corriendo a decírselo a Roberto.
-¡Roberto! Eduardo no está en su tienda.- Dijo Emilio.
-como no va a estar, hombre ¿estás seguro de que has mirado bien?- Respondió Roberto
-Si, de verdad ¡hay mucha nieve en su tienda!- Dijo Emilio preocupado
-¡No puede ser! Le necesitamos para esto, tendremos que llamar a emergencias.- Respondió Roberto preocupado.
Roberto estaba llamando con su teléfono móvil a emergencias, pero no había cobertura.
-Oh no, ¡Emilio no tenemos cobertura!- Dijo Roberto.
Con los gritos, se despertó Ana, la enfermera del grupo.
-¿Que pasa chicos?- dijo Ana.
-¡Eduardo no está!- Respondió Roberto muy alterado.
-¡No puede ser! ¿Que le ha pasado?- Preguntó Ana
Cuando Despertó el otro integrante del grupo, Alberto. Le contaron todo y estuvieron un buen rato buscando por la zona.
Ya era muy tarde, y no les iba a dar tiempo a llegar a la siguiente zona de acampada que habían acordado. Claramente no pueden ir por la noche, porque es muy peligroso.
Emilio, al que solo le importa el dinero les dijo a los integrantes:
-A nosotros nos pagan por esto, tenemos que hacerlo antes de que se acaben las tres semanas- -Emilio, ¿En serio solo te importa eso?-
Dijo Ana, muy defraudada.
Todos los integrantes se quedaron callados mientras Ana y Emilio se miraban a los ojos.
Ana y Emilio se pusieron a discutir, gritándose muy enfadados.
-¡Chicos parad ya!- Dijo Roberto.
-Al final Emilio tiene un poco de razón, llevamos mucho tiempo buscándole y hay que terminar la expedición. No por dinero, si no porque antes de que se acabe el tiempo hay que terminarla, y hemos perdido ya dos días enteros.- Dijo Eduardo para intentar calmar la situación
-Está bien… Seguiremos con la expedición, sin un integrante.- Respondió Ana
-Si pero hoy ya vamos a dormir, no podemos salir ahora, se nos hará de noche y es peligroso.- Dijo Alberto.
-Si, será mejor que durmamos…- Respondió Ana
Al día siguiente, cuando despertaron, se pusieron en marcha. Todos muy dolidos comenzaron la expedición. Iban caminando por los fríos caminos marcados, que tenían para no perderse.
Pero no se percataron de algo, Eduardo había desaparecido pero sus pertenencias también, lo que significaba que el las había cogido.
Alberto se dio cuenta rápidamente y les dijo a los integrantes
-Chicos una cosa, si las cosas de Eduardo no están, significa que el se las ha llevado-
-Es verdad- Respondieron todos.
-Sigo preguntadome que le habrá pasado- Dijo Roberto
-Todos nos preguntamos eso- Respondió Ana
Mientras tanto, Emilio seguía callado.
Unas horas después todos seguían pensando en ello, menos Emilio el que solo estaba preguntando cuánto quedaba.
-Chicos creo que hemos llegado al destino, pero ¿que es eso?- Dijo Alberto
Todos se quedaron mirando aquella escena, donde un monstruo lleno de trozos de hielo, que parecían cristales, estaba devorando a Eduardo. Todos salieron corriendo cuando Roberto tropezó. Alberto y Ana intentaron ayudarle, pero no pudieron.
Emilio iba muy rápido pero no se dio cuenta de que había un acantilado, y se cayó.

Iba todo fatal y cuando estaban corriendo Ana y Alberto, el monstruo los atacó por detrás y los devoró…

Otro más:

-¿Habéis revisado ya todo el equipo, chicos? – Dijo Roberto, el jefe de la expedición.
Todos contestaron que sí, menos Eduardo que era el más despistado y que estaba algo alejado revisando las correas de su trineo y los arneses de los perros Huskie.
Media hora después, a las siete de la mañana se pusieron en camino los cincos expedicionarios cada uno en su trineo tirado por cuatro perros. Las dos primeros días las pasaron sin ninguna dificultad, el cielo estaba claro, no hacia viento y lucia un tenue sol, lo que hacía más fácil la ruta. Al empezar a preparar el desayuno, Emilio vio que la tienda de campaña de Eduardo estaba abierta y había entrado bastante nieve.
-Eduardo, se te ha metido nieve en la tienda y ni te has enterado. ¡Serás despistado! – Dijo su compañero Emilio mientras se dirigía a la tienda de Eduardo.
Su cara cambió de expresión cuando vio que Eduardo no estaba….
Le buscó por segundos, minutos, horas… No le encontraba, y se empezó a preocupar de verdad. -¡Chicos! ¿Habéis visto a Edu? – Dijo Emilio.
-¿No era que seguía dormido? – Dijo Samantha, sin saber que pasaba.
-Eso pensaba yo, pero ni rastro hay en su tienda. – Dijo Emilio.
-¿Qué pasa? – Llegó Roberto con cara de pozos amigos.
-No encontramos a Eduardo, y no sabemos qué hacer. – Dijo Millie
-Vamos a buscar a Eduardo, la expedición queda cerrada hasta que encontremos a Eduardo. – Ordenó Roberto después de pensar.
La búsqueda comenzó al instante. Llamaron a central y consiguieron más gente para buscar e investigar que había sucedido.
-Haber, nos dividiremos en 4 grupos de 5 personas. Millie, Samantha, Ainhoa, Eddie y Richie, sois el primer grupo y os dirigiréis al norte. – Dijo Roberto
-¿Con Eddie? ¿En serio?- Dijo Richie
-Cállate Richie. – Dijo Eddie mirando a Richie.
-Emilio, Daniel, Ben, Billy y Dan. Vosotros sois el segundo grupo e iréis al sur. Alejandra, Martín, Lucas, Anastasia y Lara, vosotros sois el tercer grupo e iréis al este. Laura, Amanda, José, Oscar y Mario, sois el cuarto y último grupo e iréis al oeste – Dijo Roberto.
Después de formar grupos y dispersarse, empezaron a buscar sin descanso. Varios días después, se volvieron a reunir todos sin aún pistas de Eduardo.
-¿Nadie tiene pistas de nada? – Dijo Roberto.
-Si, nosotros tenemos una, pero creemos que es insignificante. – Dijo Samantha
-¿Cuál es? – Preguntaron a la vez Billy y Dan.
-Fuimos donde nos pediste, y encontramos una cueva con huellas la cual decidimos investigar. Encontramos palos y marcas en las paredes, parecían garras, pero no estamos seguros. – Explicó Eddie.
-¿Aún sabéis donde está la cueva? – Preguntó Amanda
-Si, decidimos hacer unas marcas las cuales indicarían el camino. – Respondió Millie
-Perfecto. Mañana nos trasladáremos a la cueva. – Anunció Roberto.
A media noche, Emilio escuchó un ruido y decidió seguir el sonido. Permaneció caminando unos 30 minutos, hasta dar con dicha persona la cual reproducía ese ruido. Se acercó a esa persona, y cuando la tenía en frente, quedó congelado. Era un ser, de pelaje largo y grisáceo, con una grande boca que contenía grandes y afilados dientes. El ser medía como mucho 3,09 metros, tenía unas grandes manos de las que unas enormes garras surgían. Emilio no pudo reaccionar, hasta que simplemente, se desvaneció…
-¡Jefe, jefe! – Exclamaba Mario con inquietud mientras sacudía a Roberto. -¿Que sucede? – Dijo Roberto con los ojos entre abiertos.
-¡Emilio! ¡No está! – Dijo Dan.
-¿Que Emilio qué? – Saltó Roberto de la cama.

-¡Todos arriba! ¡Comienza una búsqueda en condiciones! – Gritó Roberto mientras daba palmadas para levantar a su equipo.
-Jefe, deberíamos ir a buscar a la cueva. – Sugirió Martín.
-Es lo que haremos, no te preocupes. – Respondió Roberto.
Pasaron las horas, y al fin llegaron a su destino. La cueva en la cual había una pequeña pista de lo que podría haber sucedido. Caminaron con sus linternas alumbrando el camino, hasta que llegó el momento en el que se tuvieron que separar.
-Tenemos que separarnos…- Dijo Eddie con miedo
-Pero Eddie, ¿tú estás bien? ¿No ves pelis de miedo? Siempre se separan y todos mueren, me niego a separarnos. – Dijo Richie.
-Callaos. – Dijo Roberto molesto – Vamos todos por el mismo camino, y chitón.
Al adentrarse, cada vez el color azul transparente que tenía la cueva naturalmente, se transformaba en rojo sangre desagradable, lo que hacía que nuestro grupo se inquietase. Llegaron al hogar de aquella persona, más bien monstruo. El monstruo giró su cabeza y reaccionó al instante, fijó su mirada en Eddie y se lanzó a por él. El monstruo empezó a arañarlo y morderlo sin descanso. Consiguieron apartarlo de Eddie y matarlo, pero Eddie aún seguía dolido. -¡Eddie! Eddie, Eddie, vamos tío contesta. – Repetía Richie.
-Richie, no creo poder seguir adelante. – susurraba Eddie con la mirada apagada.
-Venga colega, seguro que sí. – Intentaba animar Richie.
-No Richie, no. Moriré poco tiempo después de salir de la cueva. – Miraba Eddie a Richie. – Richie, hazme un favor
-¿Si? – tartamudeaba Richie mientras que sus ojos se encharcaban.
-Dile a mi madre que la quiero. – Fueron sus últimas palabras.
Los exploradores volvieron cada uno a sus casas a intentar olvidar lo sucedido, pero creo que esta aventura será imposible de olvidar.
FIN

Y por ultimo, pero no por eso ni mejor ni peor que los demas.

-¿Habéis revisado ya todo el equipo, chicos? – Dijo Sandra, la jefa de la expedición.
Todos contestaron que sí, menos Ainara que era la más despistada y que estaba algo alejada revisando las correas de su trineo y los arneses de los perros Husky.
Media hora después, a las siete de la mañana se pusieron en camino los cincos expedicionarios cada uno en su trineo tirado por cuatro perros. Los dos primeros días los pasaron sin ninguna dificultad, el cielo estaba claro, no hacia viento y lucia un tenue sol, lo que hacía más fácil la ruta. Al día siguiente, al empezar a preparar el desayuno, Alex vio que la tienda de campaña de Ainara estaba abierta y había entrado bastante nieve.
-Ainara, se te ha metido nieve en la tienda y ni te has enterado. ¡Serás despistada! – Dijo su compañero Alex mientras se dirigía a la tienda de Ainara.
Su cara cambió de expresión cuando vio que Ainara no estaba….
Empezó a buscarla por todas partes. Mientras, Sandra estaba en su tienda de campaña, cuando empezó a escuchar ruidos, ruidos muy fuertes, se alteró mucho y empezó a gritar, -¡¿Ainara eres tú?!
Alex la escuchó y enseguida corrió a la tienda de Sandra. Al llegar preguntó que si Ainara estaba ahí, pero Sandra le dijo que lo único que había escuchado eran unos ruidos muy fuertes, y no sabía nada de Ainara.
Sandra vio uno de los mapas que llevaban tirado en el suelo ¡era el de Ainara!. Alex, empezó a recoger sus cosas y le dijo a Sandra, que también lo hiciera.
-¡Mira!, mira las marcas … Alex se dio cuenta de que el mapa de Ainara estaba rajado por lo que parecían las garras de algún animal.
-¡Seguramente la ha atacado alguna fiera!, -Tenemos que ayudarla -dijo Alex. Sandra le afirmó con la cabeza mientras escuchaba ruidos a lo lejos. Decidieron coger los trineos e investigar mientras el resto de la expedición permanecería en las tiendas por si Ainara regresaba.
Iban a toda prisa , los huskys parecía que volaban por encima de la nieve y Sandra y Alex cada vez estaban más preocupados. De pronto les sorprendió una tormenta. Nevaba con muchísima fuerza y casi no alcanzaban a ver uno el trineo del otro. En un segundo se escuchó un gemido, eran dos de los huskys ,su arnés se había soltado del trineo de Sandra y salieron corriendo en otra dirección.
-¡Max, Byron deteneros !- gritaba Sandra a sus perros , pero éstos no obedecían. Alex se dió cuenta y decidió ir en busca de los huskys, no podían perderlos sino el trineo de Sandra no avanzaría.
Sandra se quedó parada en mitad de la tormenta y decidió esperar a que Alex regresara aunque no tenía muchas esperanzas de volver a recuperar a sus perros.
Alex seguío el rastro de los huskys, hasta que desaparecieron las huellas en lo que parecía un agujero enorme en mitad de la nieve. Se bajó del trineo y decidió inspeccionarlo.
Efectivamente allí se encontraban los perros, en una especie de cueva cavada en la nieve. Cuando se dirigió hacia ellos , no podía creer lo que veía ¡era Ainara!, estaba tirada en suelo y la ropa llena de sangre. Los perros habían seguido su rastro. Intentó despertarla y ésta tardó un poco en reaccionar pero finalmente abrió los ojos y se alegró de verle.
-¿Ainara estás bien?¿Qué te ha pasado?-preguntó Alex.
-Escuche ruidos muy fuertes cuando estábamos en las tiendas de campaña, salí fuera para ver qué sucedía y un gran oso polar me golpeó en la cabeza.-contestó Ainara.
En ese momento, decidieron irse rápidamente para reunirse con Sandra, que se había quedado atrapada en mitad de la tormenta.
Finalmente, los tres estaban juntos. Engancharon de nuevo los arneses de los huskys al trineo de Sandra y decidieron volver. Cuando llegaron se llevaron una sorpresa, dos pequeñas crías de oso polar asomaban la cabecita por una de las tiendas. Parecían hambrientas por lo que seguramente la madre fue la que atacó a Ainara para alimentarlas.
En ese momento y sin dudarlo decidieron acabar su expedición y poner rumbo a casa ya que si permanecían allí un segundo más corrían un gran peligro.

FIN.

Espero que hayais disfrutado con la lectura. Nos vemos en la biblioteca.

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